jueves, 10 de febrero de 2022

LA VOZ HUMANA

Y ahora, ¿Qué hago con este amor?

Pues nada, le visto con un buen traje para que no se olvide de mí.

 


The Human Voice

Pedro Almodóvar, 2020

Tilda Swinton

Adaptación del monólogo para teatro de Jean Cocoteau, 1930.



Tal vez Jean Cocoteau, artista francés multifacético y autor del monólogo para teatro La voix humaine, 1930, imaginaba bien a las mujeres de su época, pero no a las Chicas Almodóvar; Tal vez conoció una forma de ser mujer frente al desamor, pero no a las Mujeres Gentileschi.

Artemisia Gentileschi, (1593-1656) pintora italiana que aprendió de Orazio, su padre, a dibujar y a pintar según los cánones de la escuela de Caravaggio. Y no sólo aprendió la técnica y el uso del color, también desarrollo un gusto por las escenas cargadas de violencia del maestro. Bueno, no desarrolló el gusto, estaría mejor decir que encontró la mejor forma de purgar su alma contra el engaño, el abuso y el desamor.

Entre las mujeres que inmortalizó en su pintura, buena parte de ella en el National Gallery de Londres, se destacan Judith, Cleopatra, Lucrecia, Dánae, Betsabé y una larga lista de heroínas, anti-heroínas y diosas entre motivos mitológicos, históricos y religiosos, como protagonistas de crudas escenas reforzadas por amarillos, rojos y azules que, como ven en Venus y Cupido, ella sabía muy bien cómo usar. Fue la primera mujer en formar parte de una academia de dibujo en Italia, lo que confería autoridad para permitirse, a pesar de las críticas, pintar desnudos femeninos sólo autorizados a los hombres.

Igual que Almodóvar, director de La Voz Humana (2020), Artemisia tiene especial tratamiento para las mujeres que evoca en sus obras: las dota de una fuerte personalidad marcada por el amor, el dolor y la fuerza del espíritu; no cualquier mujer es una Mujer Gentileschi, no toda actriz es una Chica Almodóvar. Así que, en cuanto me encontré con Venus y Cupido (1625) de Artemisia, detuve la película para imaginar a donde me quería llevar el director con una Venus dormida que tiene fama de autorretrato, acompañada por su divino niño que le asiste y le procura un buen dormir.

Por qué Almodóvar escogió esta pintura será motivo de discusión en nuestro foro, pues para nada es un detalle al azar. Ella es protagonista de este monólogo, en el que la actuación me deja con la piel de escalofrío; la música no podría ser mejor; la combinación de los colores y la estética del espacio me embelesan y me alcanzan, a mi, para un Oscar a la mejor fotografía.


Al terminar el corto, se me ocurrió que el telón de fondo, la obra protagonista sería otra, pero estoy segura de que nadie querría colgarla sobre su almohada.