viernes, 2 de diciembre de 2011

NUEVE VIDAS




Rodrigo García
2005

Nueve Vidas es el título de una película por excelencia íntima, en donde Rodrigo García, su escritor y director, en nueve tomas largas, nos narra y nos deja ver la humanidad en intimidad a través de un tejido delicado y profundo entre nueve historias de mujeres que bien podrían ser también nueve aspectos del ciclo vital, nueve luchas o momentos en el vasto universo femenino. Estos episodios al parecer sin nada en común, se comunican sutilmente, se tocan tangencialmente, sin perder la fuerza y foco de cada historia.


En la película se nota un gran cuidado en las palabras, los diálogos y en la intensidad emocional, con un buen reparto (Molly Parker, Glenn Close, Kathy Baker, Dakota Fanning) en el que la mujer es protagonista y sus actuaciones permiten al espectador comprender, más que juzgar durante 10 ó 12 minutos, toda una vida contenida en una historia; por eso al leer sobre sus críticas y comentarios me encuentro con que “son historias cortas más no pequeñas, pues todo lo que sucede es importante”.


En nueve vidas veo también los ciclos de gestación (internos y externos) de la mujer, con sus desafíos y pruebas, ciclo femenino en el que vida y muerte se cruzan sin escandalizarnos, más bien, resaltando una sensibilidad intensa frente al mundo real de las mujeres como madres, hijas, esposas y la riqueza emocional de cada experiencia.

Estas historias de vida no se resuelven, no buscan resolverse, se salen de la pantalla para saltar a la vida real con esas preguntas de mujer que suelen permanecer mucho tiempo abiertas sobre el tiempo, la identidad, el amor, el pasado y el futuro.

Ángela Ramírez









jueves, 3 de noviembre de 2011

El cadáver inteligente o... El que piensa pierde

Por Alejandro Roldán B.
Psicólogo- Magíster en investigación psicoanalítica.

Estas breves líneas están dedicadas a una experiencia que la cotidianidad laboral en la cual me desenvuelvo me pone de frente; experiencia que a mi modo de ver requiere no solo discusión sino propuestas y directas intervenciones, sin alargar más la introducción esta es la situación:

En los encuentros de discusión realizados por el proyecto de investigación Promoción de las Relaciones No Violentas, la producción de metáforas ha sido uno de los elementos que con mayor sorpresa y agrado hemos podido presenciar los profesionales que integramos dicha investigación.

En uno de estos encuentros emergió de manera insospechada la expresión “cadáver inteligente” , enmarcándose en la más profunda contradicción, puesto que si algo carece de inteligencia es un objeto inanimado tal como lo es un cadáver, pero además el adjetivo inteligente sólo puede aplicarse a la manifestación de grandes habilidades para la vida o al menos para la supervivencia propia. Por ello resonó particularmente fuerte esta expresión que se encontraba anudada a la siguiente anécdota:
Al pasar todos los días por la esquina con mis cuadernos -dice el coinvestigador participante-, una barrita de amigos siempre comentaban lo tonto que era mi interés por los libros y por el estudio. Yo seguía normal, a mí desde pequeño me gustó estudiar, pero un día un amigo de este grupo que tanto se burlaba de mí, me dibujó una calavera y me puso: “es que a Carlos le gusta estudiar, porque quiere ser un cadáver inteligente”.
En esta escena de infancia que cobra valor cada vez que se recuerda el proceso de reintegración de Carlos, reconocemos diferentes aspectos en torno a la antigua lucha entre el Eros y el Tanatos , entre Bios y Tanatos. El joven Quijote que pasa con su armadura de letras se enfrenta a los violentos vientos de los molinos que, en la esquina del barrio, buscan hacer perder el rumbo del aventurero. Éste siente una ruta escrita en los textos que tanto atesora, pero que además palpitan de vida a pesar de ser una futilidad para los hombres Molinos, que sólo piensan en la guerra y en las cosas importantes de los adultos, como el dinero y la muerte, primos hermanos de la guerra.
Ante este descrédito en el que cae la posibilidad del estudio, la lectura y la cultura en general; en un entorno como el nuestro de desigualdades sociales aberrantes, del imperio de lo urgente, del mandato que se pone en la voz del disparo; se cree que no tiene ningún sentido adentrarse en el mundo de la lectura, puesto que ello no lo salvará.
Sin embargo, la eficiencia de la justicia poética ha sido demostrada y el joven que dibujó la calavera en el cuaderno de nuestro pequeño Quijote está vivo y le ha confesado que de haber sabido que viviría tanto tiempo, hasta hubiera estudiado.
Cómo no sentir que la fuerza de los grandes hermanos de la humanidad -los libros, verdaderos cofres del tesoro humano-, se ha manifestado en la lucha del Quijote que, tal como Ulises, vaga por el océano de la violencia durante muchos años y retorna a Itaca fortalecido, con la experiencia de saber que el canto de las sirenas es el engaño del dinero fácil y que tener los pies en la tierra es lo que permite avanzar al hombre.
Otra frase de este calibre, valga la expresión bélica pues tal como las balas estas frases se apuntalan en el corazón de la cultura, puede ser encontrada en cualquier momento, su cotidianidad la ha hecho casi imperceptible y es por ello que se torna tan efectiva y determinante en el ideario colectivo, pues cuando escucho la expresión tristemente célebre de “el que piensa pierde”, no puedo más que sorprender en ella al duendecillo de la violencia, la ignorancia y la corrupción características de nuestro pueblo.
El que piensa pierde, como frase que se deja caer en todos los escenarios de la vida cotidiana local, no discrimina edades ni condiciones sociales, es un verdadero juguete semántico del ideario local, puesto que todos juegan al pensar es perder. Es posible que esto tenga un correlato filosófico más profundo del que quisiera proponer, pero lo que pretendo denotar es la importancia y el impacto que tienen figuras semánticas, diremos más aún, prisiones semánticas como las que nos encontramos cada día en la esquina de nuestros barrios, o en el paradero de buses, para encontrar el cómo y el porqué nuestra sociedad cada vez se agrieta más.
Sólo detengámonos unos instantes en esta expresión. Si por alguna razón el acto de pensar, tomar posición, reconocer, analizar y reflexionar, significa perder algo vital, incluso perder la vida misma, es hasta tal punto indeseable que se terminará por evitar toda actividad que implique pensar. Por ello al estudioso se le considera un “ñoño”, un desocupado, un débil e incluso se le tacha de afeminado.
Las cualidades que caracterizan al hombre en un entorno como el nuestro se presentan aliadas al riesgo, a la fuerza, a la acción, a la violencia, al poder, al dinero, al tener. Todas en detrimento de la mesura, la reflexión, el amor, el ser y el sentir, cualidades que comparten aquellos que han accedido al universo de los libros.
La ley del fierro ha hecho de nuestros cuerpos instrumentos de metal que no sienten ni piensan, sólo actúan, ha hecho de ellos escenarios de guerra que sólo buscan la muerte como el seguro final, el descanso eterno, el gran remanso de paz.
Si articulamos las dos prisiones semánticas a las que nos referimos: cadáver inteligente y el que piensa pierde, reconoceremos la impactante presencia de la muerte en nuestro discurso cotidiano. Pero no sólo la muerte como un hecho connatural a la existencia humana, sino como un hecho violento, que asecha con la pérdida de todo lo que se ha logrado obtener y que de manera caprichosa lleva su acto final al lecho de cada uno. La calle, la esquina y la cuadra son decoradas con insignias de la muerte que se anidan en nuestros dichos.
Con esta reflexión ofrezco una lectura de la relación entre el dicho y el hecho. Comúnmente se plantea la relación entre el acto y el dicho violentos como una relación causal, puesto que se infiere que el acto predice el dicho. Pero lo que ha sido posible observar es que la dinámica de repetición que se establece en los actos de violencia de nuestra ciudad, está basada en la eficacia que tienen -en el ideario colectivo- estas prisiones semánticas que incorporamos en el discurso cotidiano y a partir de las cuales nos permitimos medir el valor de la existencia del otro.
Finalmente, resalto la importancia que tiene dialectizar estos dichos cada vez que aparecen en nuestro espacio auditivo. Si concebimos que la realidad se configura de las representaciones cristalizadas a lo largo del tiempo en los grupos humanos, podemos dar cuenta de cómo sobre tales cristalizaciones se edifican las acciones violentas que podemos observar, tanto en el interior de los hogares, como en el ambiente local al que estamos todos expuestos.
Por ello al identificar el tono general que se imprime sobre las manifestaciones de la cultura, la educación que la soporta y los libros que la guardan, debemos fortalecer nuestra posición en contra de estas expresiones; pero más aún, frente a lo que éstas generan, es decir, frente a la inercia mental, al hacer sin pensar, a la violencia como única forma de resolución de conflictos, y por sobre todo, a la muerte en el discurso cotidiano como fantasma que imposibilita los sueños y deseos de cada uno de los pobladores que componen esta sociedad.

lunes, 3 de octubre de 2011

PARÍS



Una película que les recomiendo a mis amigos de la tercera biblia:
París
Cédric Klapisch
2008

Una ciudad observada desde los ojos de un bailarín confrontado con la enfermedad y la muerte. Tocado en su corazón por las historias de su pasado y por la profundidad de las vidas que en paralelo, se mueven a su alrededor; movimientos de baile y de vida sobre el maravilloso telón de fondo de París.


Mostrando la predominancia de la función de la razón en los seres que habitan la ciudad de las formas, se permite también ver la afectación de los mismos en puntos de quiebre vitales como:

La adultez y el sin sentido.
El nacimiento de un hijo.
La soledad de las mujeres.
La problemática del inmigrante.
Lo cotidiano y su belleza.
La enfermedad y la muerte, la propia y la ajena.


En la película se revela de manera delicada y con un ritmo sencillo, la vida y el arte de una gran ciudad y el arte de vivir no siempre tan grandioso, de sus protagonistas.


París, la ciudad, es indolentemente bella, descaradamente formal.



martes, 20 de septiembre de 2011

Tejido Conectivo


Biológico, Erótico, Social
   Del lenguaje  

-Que haces Mandrágora, entre sedas turcas de aves y plumas brillantes? 
  
   -Bordear el cuerpo para que no vuelen las letras derretidas
  
    Callar agita.

-Dilo, acércate…
  
   -Que vuelen las sombras que yacen en mi cuerpo
    Que salgan por mis hombros, mi espalda
    Que abandonen su nido en mis rodillas.

-No te heles Mandrágora, no servirá de nada,
 Es mejor esta lluvia hirviendo que olvidar el cuerpo entre cristales empañados.
 No quieras enfriar las letras nunca dichas -como palabras- en un alfabeto sin significado.

 Cuécelas
 No se las cuentes a nadie.


sábado, 10 de septiembre de 2011

Esperamos la llegada a La Tercera Biblia de dos nuevos personajes del cine foro. Aún desconocemos sus nombres artísticos, pero conociendo su buen gusto por el licor y el cine y lo inteligente, delicioso y disparatado de su conversación, estamos ansiosos por leer sus escritos.
Bienvenidos!!!

jueves, 28 de julio de 2011

OBITUARIO



En mi artículo anterior, terminé lamentando la pobreza de las últimas producciones musicales de los músicos del pop y rock moderno y señalando cómo existían escasísimas estrellas originales y talentosas en ese firmamento anodino del glamour y la farándula. Pues una noche me presentan esa voz y ese soul de la pequeña Amy Winhouse y de nuevo pude sentir la presencia del gran artista que supera todo convencionalismo y sabe cómo sacar toda su fuerza interior a relucir en una pieza musical.

Pero claro, esta independencia, esa nostalgia, ese dejo, fascinaban porque nos invadían con su lamento en la búsqueda de compañía, afecto o quizás simplemente diversión. Salían de su alma cual demonios exorcizados y nos llenaban la nuestra.

Lástima admiradísima Amy que no pudiste adaptarte a tu mundo ni a los que te tocaron alrededor. Quizás esa sea precisamente la magia de tu arte y el precio que se paga por tenerlo. Te necesitábamos unos años más con tu música, pero finalmente te fuiste y nos abandonaste a la misma edad de JANIS, otra grande.

R:I:P

lunes, 13 de junio de 2011

El Amor, quiero hablar de Amor, del Amor Imperfecto

Publicar, debo publicar, plasmar en este espacio un estilo que me defina y que me haga digna de La Tercera Biblia en la que mis compañeros, personajes un tanto extravagantes, ya se atrevieron, y que, al compás del Cerebro, La Música y Las Palabras que se tejen para desnudar el alma, esperan en los copos de los arboles con sus grandes alas abiertas como quien espera una presa para despellejarla, para posarse en ella, para cubrirla o alimentarla. Aquí les quedo.


“Si todo es imperfecto en este mundo imperfecto, el amor es lo más imperfecto de todo, precisamente por su perfecta imperfección”.
Jöns, El Escudero
. Personaje de "El Séptimo Sello", dirigida por Ingmar Bergman. 1957.

Confieso que me gustan los cuentos de hadas, no solo por sus tramas y personajes, también por que en ellos la magia ocupa un lugar privilegiado, Pero esta será objeto de otra entrega.

Fue hermoso crecer entre princesas y príncipes azules dispuestos a rescatarlas, para después llevarlas en su caballo sentadas de medio lado y listas para ocupar un lujoso castillo. Blanca Nieves, La Cenicienta y La Bella Durmiente, formaban parte de la fantasía infantil de las mujeres de mi época, mientras afuera, en el mundo de la realidad compartida, se iba fraguando el escenario para uno de los momentos más turbios de nuestra historia, que dejaría una huella profunda en el psiquismo femenino a la luz del arquetipo del Emperador.

Mientras las niñas, 30 años atrás, nos nutríamos de los cuentos de hadas, los vestidos de las princesas y los apuestos príncipes, los niños recibían la influencia de personajes oscuros, llenos del poder que se ejerce sobre los otros a partir del dinero y las armas, la imposición y los excesos. La mafia se apoderaba de las familias de todos los estratos en las que padre, hijo, primo o amigo, se encontraba inmerso en este ambiente hostil con la posibilidad de ganar mucho dinero y así convertirse en un Emperador. Todo esto en detrimento de los valores de una sociedad débil y llena de carencias.

Que desastre! Las mujeres no estábamos listas para combatir el nefasto poder de la ambición y la guerra, pues aún traíamos a cuestas los rezagos del silencio al que fuimos sometidas durante milenios, y que nos llevaba a vivir bajo el libreto escrito por los hombres como responsables del orden y sustento de la familia. En ellos, descansaba el rumbo de nuestras vidas, como mujeres, hijas, esposas y amantes, así como el camino que habría de tomar nuestra sociedad y los pequeños que en ella se gestaban.

Al llegar a la adolescencia, los excesos y la violencia de la época (1980 – 1995 aproximadamente), habían penetrado el espíritu femenino, asociando al caballero que rescata con el mafioso que impone, y a los corceles con grandes motos y estruendosos carros a los que les estremecían las llantas para exhibir su poder. Los hombres, igual que en los cuentos, estaban dispuestos a mostrar a la princesa un mundo mejor a su lado, pero no precisamente a rescatarlas, puesto que el más oscuro de los peligros yacía al lado del Emperador, el peligro de perder la identidad al lado de un hombre que no estaba dispuesto a reconocerla como mujer, como ser diferente, sino como un objeto más en un castillo del que jamás podría salir.

Nuestras abuelas veían con tristeza el destino de sus hijas que volvían a la casa paterna con los ojos llenos de lagrimas y uno que otro moretón en el cuerpo. Querían para sus hijas y nietas un compañero como el que ellas habían tenido, caballeroso, gentil y respetuoso, responsable de sus hijos, pero al que se le debía obediencia, sumisión y modesto espíritu. Pero, para ese entonces, ya a sus hijas las había salpicado la necesidad de ser por sí mismas, de elegir y asumir el rumbo de la propia existencia sin sumisión ni modestia. Ese oscuro momento en el que algún príncipe habría de rescatarlas, era parte del pasado del que solo quedaban los cuentos. Era el momento de emprender el propio camino y dejar a las hijas algo más que el anhelo de verlas salir de la iglesia con un largo vestido, acompañadas de un hombre maravilloso del que más adelante, y por mandato divino, no podrían liberarse.
Esta generación de mujeres, las hijas de la abuela, no fueron hijas de padres mafiosos, solo esposas o madres. Algunas de ellas se quedaron al lado de sus príncipes, teniendo que padecer las desgracias que llegan como consecuencia de una vida oscurecida por la ambición y el poder. Otras, la mayoría de ellas, al ser desechadas, quedar viudas o al buscar otra senda, se volvieron fuertes, educaron solas a sus hijos y trataron de mostrar, con su ejemplo, un mapa para sus hijas. Pero el Emperador y la Princesa se quedaron entre nosotros usurpando el lugar del Amor, el que se construye, ese que no aparece en los cuentos, que se teje a punto de besos entre largos silencios y que se erige confiado, atrevido y libre. El mismo que con el tiempo se hace sereno, calmo aunque apasionado y que permite a los amantes encontrarse en los ojos del otro, el Amor Imperfecto.

Nos encontramos entonces, las nietas de aquellas abuelas, en una amalgama de sabores y sinsabores: el Abuelo y esposo responsable con la mujer dividida, una digna para casarse, otra indigna para gozar; el Príncipe que con sus besos despierta a la vida las grandes pasiones; el Emperador que libera de la responsabilidad de construir una existencia propia; la Princesa que se rehúsa a estar presa en su castillo, y los Hombres de Carne y Hueso, esos que también padecen la carga de la historia en la que solo prevalecen los fuertes.

Y con tantos invitados, ¿dónde quedó el Amor?

Todos los días me encuentro en mi trabajo sentada frente a una mujer que dice sentirse sola. Entre todos los matices del alma femenina, el que cobra mayor importancia se llama “Alguien”, pues creen que ha llegado la hora de compartir su vida y ese "Alguien", aún no ha llegado. Otras ya encontraron un alguien, pero este no se encuentra a la altura, pues no comparte los mismos intereses o no tiene las mismas expectativas frente al Amor con las que ellas han crecido, ni el sujeto es el Principe con el que han pretendido multiplicarse. Con esto no pretendo afirmar que cualquier hombre que llega a la vida de una mujer sea el compañero, todo lo contrario, me doy cuenta como de una u otra forma se ha convertido al Amor en una obra terminada, en la que finalmente la Princesa encuentra su Príncipe y emprenden juntos la carrera del tiempo en el que los hijos ocupan un lugar privilegiado, pues a los 30 años ya se está, según los parámetros, en el momento justo para criar hijos y ser la “Señora de Alguien”. Y así, vivir felices y comer perdices por siempre...
De donde salieron la felicidad y las perdices? Acaso Príncipe y Amor vienen en el mismo paquete?

No me cabe la menor duda, en carne propia y a través de las muchas mujeres que conozco y con las que trabajo, de la importancia que tiene para nosotras el Amor. Es este el motor que nos da el fuego necesario para calentar las mareas de nuestra existencia, para ponerlas en movimiento y hacer de nuestra vida una obra digna de ser repetida, contada y recordada. Pero el Amor no viene como valor agregado de Príncipe, no nace por sí mismo aunque lo traigamos plantado como semilla en el alma.

La materia prima del Amor, ese que anhela el alma femenina, ha de ser la tarea de reconocerse y diferenciarse por entre los demás como mujer, humana, hembra de la naturaleza capaz de cavar sus propias cuevas, sembrar su propio alimento y cazar en el invierno. Cualquiera que sea la faena, los frutos de ese reconocimiento habrán de ser vistos al mirar atrás, y con ellos, el Amor por nuestra propia existencia. Esos frutos ya no son solo los hijos bien criados y alimentados por una madre, ni el lujoso trono prestado por un Emperador. Los frutos son el resultado de las decisiones que tomamos frente a la propia existencia y que habrán de llevarse a cabo aún sin la presencia de alguien que nos dirija el camino, o que nos acompañe, decisiones que permitan asumirse, determinarse como el único lugar propio en el mundo y que nos permitan caminar no detrás, ni por delante, sino al lado de un ser capaz de amar.

Así, quizás las mujeres tendremos Amor para dar, Amor del bueno, del que se hará más fuerte al encontrar un ser apasionado con su propia existencia con el que se estará dispuesta a construir y alimentar un Amor vástago del propio. Un Amor vulnerable a la muerte pero no sujeto a ella, vívido en el cuerpo de los seres que se aman y que están dispuestos a nutrirlo día a día, conscientes de que éste no podrá sobrevivir por si mismo.

El Amor eterno, que llega no se de donde para instalarse a pesar de los malos tratos, de las palabras que dañan, de las obligaciones y las instituciones, debe morir, y con él, el Príncipe que esta dispuesto a olvidar su propia búsqueda para vivir entre hadas y elfos en el bosque encantado. Las mujeres de hoy no somos princesas indefensas y es nuestra responsabilidad despertar del sueño de la manzana encantada, para convertirnos en mujeres de Carne y Hueso con el alma inderrotable y la fuerza necesaria para estar a solas mientras nos rescatamos de nuestra propia esclavitud. Así, cuando nuestro camino se cruce con el camino del otro, estaremos preparadas para lanzarnos al abismo en los brazos del Amor, y a soltar el paracaídas cuando este no sea más que otro cuento. Trepando por un risco y reanudando el camino por el valle entre el mundo conocido y aquel que esta por verse, conservaremos la calma para no agotar las semillas que traemos en la cesta, para no desfallecer en el intento. Al despojarnos de la idea del Amor perfecto, solo nos queda el camino de su perfecta imperfección, porque darle vida será nuestro propósito, y ese Amor aunque Imperfecto, será verdadero.

He aquí una parte de la historia que quedo incompleta en los cuentos de hadas y con la que nos hemos de familiarizar si es que queremos compartir una vida con un compañero, aunque éste sea menos príncipe y su corcel quede atascado de tanto en tanto en un tráfico insoportable que le hará refunfuñar y llegar malgeniado a casa.

"Aquí estas y te quedarás porque has querido. Aquí estoy, y me quedaré, porque te vi cuando llegaste". Thea

miércoles, 1 de junio de 2011

Curiosa teoría económica

El tipo se llama Marc Faber (es real). Es analista de inversiones y empresario. En junio de 2008, cuando el gobierno de Bush estudiaba lanzar un proyecto de ayuda a la economía americana , Marc Faber escribía en su boletín mensual un comentario con mucho humor: "El Gobierno Federal está estudiando conceder a cada uno de nosotros una suma de U$ 600,oo. Si gastamos ese dinero en Wal-Mart, ese dinero va a parar a China . Si gastamos en gasolina, va para los árabes. Si compramos un computador, va para la India . Si compramos frutas, irá para México , Honduras o Guatemala . Si compramos cocaína, irá para Colombia , Perú y Bolivia. Si compramos un buen auto, irá para Alemania o Japón. Si compramos tonterías, se va para Taiwán… Y ningún centavo de ese dinero ayudará a la economía americana . El único medio de mantener ese dinero en USA es gastándolo en putas o cerveza, considerando que son los únicos bienes todavía producidos aquí. Yo ya estoy haciendo mi parte...".

Respuesta de un economista argentino, igualmente de buen humor: "Estimado Marc: Realmente la situación de los norteamericanos es cada vez peor. Y lamento informarle que la Budweiser fue recientemente comprada por la brasilera AmBev. Por lo tanto, le quedan solamente las putas. Ahora, si ellas (las putas), decidieran mandar su dinero a sus hijos, el mismo vendría directamente hacia la "Casa Rosada" en Buenos Aires, hacia el "Palacio Quemado" en La Paz, hacia el "Palacio de Carondelet" en Quito, hacia el "Palacio de Miraflores" en Caracas y hacia el Palacio de Nariño en Bogotá, donde existe la mayor concentración de hijos de puta del mundo".

Rockanrroleando Me Ando

Amo el rock, o mejor dicho lo amé. Fue la música de la rebelión y el ritmo fresco de la juventud de mitad del siglo 20 que por un corto instante soñó que el mundo iba a cambiar al compás de su percusión y al son de una guitarra eléctrica desgarrada.

Nos sacó el cadencioso rock and roll de las acartonadas melodías del cine de Hollywood de los años 50, rechazando sus orquestas gigantescas, “clásicas” y acartonadas que con dificultad cumplían una sorda función de acompañamiento de unos cantantes sosos, vestidos como adultos para asistir a una primera comunión.

Revientan pues los años 60 con un furibundo ritmo de guitarras, bajo y batería que se acompaña, complementa y contrapuntea con unas voces naturales y afeminadas que servían para gritar inconformidades, amores y sueños de una manera burda pero inspirada y sobre todo sincera con el alma. Lo más importante de las bandas que surgían por todas partes (las mejores en Inglaterra) era que las conformaban muchachos que componían su propia música y se atrevían a interpretarla ellos mismos, aunque no contaran con un gran arreglo musical ni fueran sumamente virtuosos con los instrumentos que tocaban. Eso sí, el ritmo era demoledor y la melodía era fresca, original y conmovedora.

Llegan los años 70 y surgen las grandes bandas del llamado rock sinfónico, conformadas por jóvenes con algún grado de formación musical, y le introducen unos arreglos personalísimos a sus composiciones con unos sonidos nuevos de sintetizadores, ruidos callejeros, máquinas registradoras rítmicas, guitarras eléctricas que modulan sílabas y todo tipo de experimentación sonora logrando piezas largas verdaderamente originales con arreglos vocales complejos y sonidos tan propios de cada banda que cada una tiene su particular e inconfundible sello.

Pero el éxito no fue fácil de asimilar. La industria discográfica empezó a hacer millones de dólares con el triunfo de estas bandas y paulatinamente, una tras otras empezaron a repetirse, a copiarse a sí mismas y a quedarse con la pose de vedettes, la vestimenta rara o cualquier actitud extravagante, desplazando por completo la hermosa rebeldía de sus comienzos.

Ya para los años 80 el formato está agotado, la música de discoteca se apodera de un vasto sector de los fans del viejo rock, las bandas dejan de componer y el compositor profesional de la casa disquera es quién acomoda “éxitos” radiales en estrellas glamorosas; toma mucho auge un nuevo formato, el video musical, que reemplaza la emoción auditiva por un estúpido mensaje visual copiado de las cuñas publicitarias.

Al amanecer del nuevo siglo, las personas que buscamos un nuevo sonido y que necesitamos estar renovando las tonadas de nuestro inconsciente, ya no contamos para nada con el rock como fuente de renovación. El comercio venció la inspiración y la moda reemplazó la originalidad. Surgen de tanto en tanto artistas con un sonido fresco en una que otra pieza pero son más casos aislados que auténtica búsqueda de arte y emoción.

“Rock is dead they say; long live rock”. (The Who 1970)

Una campaña de opuestos.

Me encontré esto por ahí naufragando; y me gustó como una campaña de una multinacional de automoviles inyecta un nuevo lenguaje publicitario, la campaña gira en torno a las dos partes opuestas del cerebro que se complementan entre sí: el lado izquierdo, responsable de la lógica y el análisis y el lado derecho creativo e intuitivo. El mensaje es que esta companía, como el cerebro, es una combinación de opuestos que juntos crean la innovación tecnológica, la ingeniería avanzada, diseño de inspiración y pasión.

jueves, 26 de mayo de 2011

La raza de los hombres de plata

La raza de los hombres de plata: la importancia de la sintaxis y la ortografía en los escritos de pregrado.

Como puede verse, el título inmediatamente confiesa la intención y los objetos conceptuales de los que tratará este ensayo, sin embargo, y a pesar de lo aburridor que en primera instancia puede sonar, son objetos de estudio (la sintaxis y la ortografía) cuya importancia, trasciende lo meramente formal en el desarrollo académico de profesionales en las diferentes ramas del saber. Es desde esta premisa que sustento el ensayo, desde la idea de que ambos construyen lo que doy en llamar “la llave” del contenido. Es decir, cuando un estudiante me pregunta: profesor, ¿usted porque solo califica la forma en un escrito y no su contenido? Yo he estado tentado a responder, es que solo me conecto con el contenido a partir de las claves que me da la forma en que esta escrito, la forma me abre el baúl del sentido en que el autor presenta su obra.
Pensémoslo bien, me digo para mis adentros; cuando un texto se escribe es para que los pensamientos, imágenes, sentimientos que el autor produce, tengan eco en la reflexión del lector, en su cuerpo o en su mente, no para solo plantear una materia oscura y expuesta a la interpretación amañada que cada quien pueda darle. Por eso siento la necesidad de exponer estas ideas a partir de algunos ejemplos hipotéticos, para lograr acercarme a ilustrar tanto un sentimiento de malestar, como de inquietud frente a lo que esto pueda representar en el desarrollo cultural que pueden tener los cuerpos sociales, es decir, las comunidades que se encuentran en un país como el nuestro.
Es sabido por todos que al intentar tocar una melodía o articular un ritmo en las cacerolas de nuestras cocinas, muchos niños han creído poder componer grandes obras y disfrutarlas como tales, con toda la jovialidad posible, entre risas y grandes e inocentes movimientos; sin embargo, cuando un hombre adulto intenta hacer lo mismo, sentimos poca credibilidad de que tras los movimientos torpes que realiza, con los instrumentos de latón antes planteados, pueda desarrollar una composición que nos conmueva y nos ligue a su jovialidad, haciéndonosla sentir.
Pero puede existir alguien que, con los mismos instrumentos (ollas, cacerolas, bandejas etc.) al tener un conocimiento de la rítmica actual, pueda hacernos sentir deseos de bailar, y seguir el ritmo que nos propone con estos precarios instrumentos.
Al traer este ejemplo hipotético, busco plantear que el uso de nuestra lengua, hace parecer en muchas ocasiones a las palabras que la componen, como objetos de un metal poco noble y ordinario, que suena tal como hemos caracterizado el material del que están hechas las cacerolas de las que hablamos. No solo la lengua se desgasta en insultos, produciendo ambientes hostiles que llevan de manera rápida a actos irreflexivos, sino que también pierden su valor cuando se utilizan de manera banal y repetitiva, tanto en el amor, como en la música y en las conversaciones cotidianas, los ejemplos son múltiples. Lo importante allí no es entrar en detalles, sino dedicarnos a pensar por unos instantes si es que acaso esto puede afectar de alguna manera la forma en que nos relacionamos.
Pensémoslo bien, detrás de este comentario se instalan algunas preguntas: ¿será que la forma en que nos dirigimos al otro por medio de la palabra (tomando la palabra como el medio privilegiado) afecta más nuestras relaciones, que el contenido que se inscribe en la articulación de las mismas? ¿Será acaso que, si transformamos el uso de las palabras, (aunque sean latones ordinarios) podemos mejorar la relación con el otro y en ese caso acceder a mayores beneficios en la relación interpersonal?
Son ideas que surgen al evaluar la forma en que utilizamos, tanto de manera escrita como oral, las palabras para referirnos a otros, desde autores consagrados, hasta personas de nuestro cotidiano.

Al hablar de nuestro cotidiano, tenemos que ilustrar al lector de lo que eso implica, puesto que al plantear el tema con el posesivo "nuestro", tenemos que explicar algunas cosas. Desde la fundación de Colombia no se ha salido de una batalla, por honor, tierra, nombre, familia, rencores; por vicio al fin y al cabo, se han matado generaciones enteras de colombianos, cuya fuerza de trabajo, ideas y sueños se desperdician de manera obscena por todo el país.
Esto hace que al plantear la cuestión del uso de las palabras, del diálogo enriquecido y de la confrontación de argumentos e incluso de insultos bien elaborados, como forma de preservar la vida de personas,sea más que una opinión, una necesidad.
Hacia allá estamos dirigiendo estas pocas palabras, hacia una propuesta de diálogo como escenario de encuentros y desencuentros que preservan la vida.
En nuestro contexto social hemos reconocido la proliferación de expresiones violentas de todas clases, desde las que se presentan de manera constante en la estructura política de nuestra nación, pasando por las que surgen como forma de manifestación de la inequidad económica y social, hasta las expresiones del terrorismo más directo y ambicioso. Durante algún tiempo, he pensado que ante estas expresiones de violencia solo queda la respuesta inteligente y directa de una educación ligada a su contexto social. Cuando planteo que la sintaxis y la ortografía en la enseñanza de todas las cátedras es fundamental,no lo hago como un mero señalamiento de la “buena” o “mala” forma, sino como un señalamiento ante las posibilidades que el uso del diálogo, como antigua forma de la comunicación, tiene para resolver problemas de relación, es decir, políticos, económicos.
ya que, al poder establecer una estructura amable en el diálogo para el interlocutor, acompañada, en lo posible, por buena una entonación y ritmo atractivo de las ideas y sentimientos que se quieren expresar, las reflexiones de las personas pueden tornarse más enriquecedoras, más profundas y amplias frente a los problemas que enfrentan; pero sobre todo, más tranquilas que las formas violentas en que nos referimos al mundo, al otro, a la vida misma.
Si tenemos en cuenta la idea de que el diálogo es posible, es posible que los hombres y mujeres que se enfrentan con el desafío del aprendizaje de algún saber, puedan, no solo acercarse a la técnica del mismo, sino a su verdadera epistemología; entendida como la materia representacional de la que esta compuesto un saber, para de esa manera poder contribuir con su avance.
En nuestro país necesitamos más profesionales reflexivos y comprometidos con su saber, que hombres hambrientos de dinero, que ven solamente en su carrera una oportunidad de nombrarse frente al otro, (médico, psicólogo, abogado etc.) incrementando su estatus social.
En Colombia se ha vivido un conflicto armado, hasta hace poco desconocido, durante muchas décadas; la reflexión ha sucumbido a la acción, y sobre todo a la acción militar, que por más estratégica que sea, siempre es un llamado al daño y a la violencia.
Es en este sentido que concibo la importancia de entrenarnos en articular nuestras palabras de manera más armónica y reflexiva, puesto que si a ello nos disponemos, es posible que nuestros pensamientos, imágenes y sentimientos, frente al otro y a nosotros mismos, sean más reflexivos, es decir, se demoren un poco más ante la acción y permitan darle cabida a la vida, a la alegría, al avance de las ciencias y las artes; elementos tan importantes para que la sociedad de una nación como la nuestra, pueda expresar sus bondades, tan variadas e intensas.
Así culmina mi reflexión, considerando que somos seres del lenguaje, es decir, de relación, de pensamiento y de palabra, que si no apelamos a ninguno de estos elementos que nos componen, entramos en el más grande riesgo para la humanidad, es decir, su verdadera aniquilación; para dar paso a seres de la violencia,que se encuentran enfilando las líneas de la violencia. Amigos, vecinos, compañeros, estudiantes, se encuentran alimentando las cifras de actos nocivos para el otro,por el hecho de anteponer el acto a unas pocas palabras entre las partes enfrentadas. Cada ves nos parecemos más a esos seres prefigurados por Hesíodo, de poca vida y desbordantes pasiones, que en su texto “Los trabajos y los días”, son presentados de la siguiente manera:
“En su lugar una segunda estirpe mucho peor, de plata, crearon después los que habitan las mansiones olímpica, no comparable a la de oro ni en aspecto ni en inteligencia. Durante cien años el niño se criaba junto a su solícita madre pasando la flor de la vida, muy infantil, en su casa; y cuando ya se hacía hombre y alcanzaba la edad de la juventud, vivían poco tiempo llenos de sufrimientos a causa de su ignorancia; pues no podían apartar de entre ellos una violencia desorbitada(…)” (Hesíodo, 2008:79)
Esta creación de la imaginación del poeta griego, no es tan lejana a lo que vemos muchas veces en nuestros barrios, puesto que muchos de nuestros jóvenes, no solo se ven rápidamente enfrentados a "una violencia desorbitada", sino que también se se alejan cada vez más de la mayoría de edad, que les permitiría tener el valor de hacer uso del entendimiento y no de las armas. Con el título quiero entonces señalar un temor que hace personal este escrito, el temor de convertirnos cada vez más en esos hombres de plata de poca vida y mucho ruido.

miércoles, 27 de abril de 2011

Primera Convocatoria

La Tercera Biblia es un llamado interno de un grupo de amigos que compartimos gustos y disgustos por el cine, la literatura, la ciencia y la banalidad. Por esto quiero escribir esta primera notita para que los demás compañeros os animéis a colgar vuestras estupideces.
Les recuerdo que no hay reglas ni formatos preestablecidos y que tenemos un comité editorial (que de ninguna manera cortara ni censurará ningún escrito), para tratar de darle alguna orientación temática a nuestras publicaciones y dar admisión a nuevos bloggeros interesados en nuestra página.
Así que cordial saludo Kooleros y adelante!
Diógenes