miércoles, 22 de junio de 2022




SILENT NIGHT

 
Camille Griffin
Reino Unido, 2021.

Noche buena, noche de paz y de amor, noche ideal para reunir a los seres amados alrededor de la cena, brindar con las velas encendidas anunciando la luz, la abundancia, la calidez y el regocijo en el corazón, pues juntos celebramos el nacimiento de Jesús, y con él, la promesa de salvación y vida eterna.

Los romanos festejaban por esta misma época del año las Fiestas Saturnales en honor a Saturno; durante estas fiestas, sirvientes y esclavos eran convocados a la mesa con deliciosos platos servidos por los señores amos.

Tambien durante esta época, el solsticio de invierno, honrando creencias más primitivas, se intercambiaban velas en la Roma antigua, que serían encendidas durante las noches de invierno para invocar el advenimiento del Nuevo Sol.

La mayoría, si no todos nosotros, participamos de niños en este ritual heredado de romanos y ajustado al nacimiento de nuevos héroes, dioses y creencias; encendimos velas y recibimos regalos y una de esas noches descubrimos la verdad: la de haber sido engañado durante años por los propios padres; quien te ama también es quien te ha mentido bajo el pretexto de conservar tu inocencia y también tu obediencia, pues el niño Jesús no es quien trae regalos si te has portado bien y tampoco quien los quita, si no lo has hecho.

Tambien sufrimos por aquellas preguntas que nadie supo contestar y por encontrar las incoherencias y las injusticias que se hacían evidentes en esas noches buenas, en la que los padres se embriagan mientras los pequeños descubrían que, a pesar del nacimiento salvador, el dolor y el sufrimiento estaban allí, agazapados, a la vuelta del sol hacia el nuevo día.

Tal y como lo hiciste tú, esta noche un niño perderá su inocencia, se dará cuenta de que el pequeño Jesús no traerá los regalos, no va a nacer; sabrá que la salvación corre por su propia cuenta y que, a pesar de ella, no alcanzará la vida eterna. 



 

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